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SM


Hasta que la gripe nos separe...

jueves, 7 de mayo de 2009 by SM



El imprevisto es parte de la vida. Marcar con rojo en el calendario la fecha de la boda es una apuesta de alto riesgo. Todo puede pasar antes de ese gran día. Desde un auto que se rompe camino a la iglesia hasta la decisión de alguno de los novios de no pisar el altar. Sin embargo, la posibilidad de una pandemia no entraba, hasta ahora, dentro de la lista de contingencias. Hoy, la gripe porcina, ha llevado a muchas parejas a postergar el casamiento. Aunque, por suerte, siempre hay quien se anima a engalanar su barbijo, a dibujarle una gran sonrisa, y a decir "sí, quiero", pese a todo.

Claudia es mexicana, tiene 29 años y hasta hace unos días la única preocupación que tenía en su cabeza era llegar a tiempo con todos los preparativos de su casamiento, en los que trabajaba desde hacía un año. No es fácil planificar una boda con dos festejos. Y ese era su desafío. Scott, el novio, es de California, por lo cual habían planificado casarse legalmente en Estados Unidos y concretar la unión religiosa en la tierra natal de ella.

Pero la gripe porcina llegó cuando menos la esperaban y alteró los planes de la weeding planner y de toda la familia. Empezaron a llegar las notificaciones de varios invitados anunciando la imposibilidad de viajar, y ante la sensación de que la boda se celebraría en una iglesia vacía, tomaron la segunda gran decisión de sus vidas: suspenderla. Con la voz quebrada, aún abatida por no poder cumplir su sueño, y por razones externas, Claudia confesó a sus íntimos que lo que más triste la puso en ese momento fue "tener el vestido de novia listo y no poder usarlo".

Por ahora, los novios decidieron no fijar nueva fecha. Es más, analizan casarse sólo legalmente y celebrar luego con una fiesta los 5 o los 10 años de convivencia. Y para eso falta. "Ya no tenemos fuerzas para volver a preparar todo esto en un mes", susurran, aún enojados con la carta que les jugó el destino.

La historia de Isabel y Pablo, por suerte, tuvo un final más feliz. Los preparativos para su boda se hicieron a la distancia, y eso les dio un condimento extra de originalidad. La novia estaba estudiando en Sudáfrica y el novio trabajando en Etiopía. Sin embargo, no lo vivieron como un obstáculo y ambos pudieron estar conectados en la organización del festejo que tendría lugar en México.

Pero hubo otras pruebas que superar. Cuando llegó el momento de regresar para ultimar los detalles de la fiesta, Isabel se encontró con que no sabía si podría llegar a su propia boda. Francia estaban a punto de cancelar sus vuelos hacia México y Estados Unidos tampoco parecía ser una opción segura. Igual pudo conseguir un vuelo que partió de París en el que sólo había 30 pasajeros (todos mexicanos) atendidos por azafatas con tapabocas.

Los contratiempos producto de la pandemia los llevaron a considerar posponer la boda, pero una amiga supersticiosa entró en escena: "En Sudáfrica una boda ni se cancela ni se pospone, se cree que hacerlo es de mala suerte para los novios, que así solo se aseguran que no se casarán".

Hoy la boda sigue en pie, y aunque muchísimos invitados no podrán asistir por miedo o porque los aeropuertos de sus países tienen cerrados los vuelos hacia México, hay otros que han prometido llegar para tirarles arroz y atajar el ramo de azahares.

Vía : Yahoo Mujer

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